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lunes, 25 de julio de 2016

Una creencia lo cambia todo.


Una creencia lo cambia todo

Por: José Antonio Calvo

          Los terrores nocturnos no lo dejaban en paz. Noche tras noche, el televisor daba sus noticias sin parar, mientras él trataba de conciliar el sueño. En las mañanas su comida llegaba a su parte, y el como un animal en cautiverio la recogida a través de una rejilla. Ya no aguantaba mas tener que enfrentar todas las noches  a sus peores pesadillas - quizás si salgo de mi casa, a ver la luz, podre dormir mejor. Tendre mas energia, eso vi por la televisión, que el ser humano como las plantas en ocasiones necesita luz solar para procesar algunas cosas, sí, creo que eso decian en discovery channel. Es lo que haré, ya me toca socializar - diversos sonidos de pasadores se oían. Mientras la puerta se abría, un chillido y crujido se escuchó. Una mirada sagaz, se asomo por una línea que se formó entre el marco y la puerta - con que el mundo no ha cambiado, sigue destruido y los dictadores siguen al mando. Creo que prefiero luchar contra mis propios demonios que con los de otros- todos los pasadores volvieron a cerrarse. En esos minutos pasó el cartero y dejo el correo en la casa de enfrente. Se giró y vio la escena - ese loco espero no salga de su casa, me daría miedo tener que darle su correo -

    
     En el periódico de la acera se leía "Candidatos demócratas dominan las urnas" , "Convenios internacionales de comercio le permiten a los grandes consumidores disminuir el gasto de recursos no renovables", "El efecto invernadero ha retrocedido y la temperatura mundial disminuyó 2 grados" - ese señor no sabe que se pierde de uno de los mejores momentos de la humanidad. Todo por no querer dejar su zona de confort, que mal -


Turn off, the system of life



sábado, 23 de julio de 2016

Música que dicta el tiempo


Música que dicta el tiempo

Por: José Antonio Calvo

 - ¿Cuándo has visto a alguien insatisfecho con lo que escucha en sus auriculares? la verdad cuando voy en el metro observando a los jóvenes, niños, adultos con sus audífonos y eligiendo de su playlist su música favorita, no les veo un pizca de sufrimiento, dolor o tristeza. Estoy dentro de esa misma población. Aunque en estos momentos aun no estoy escuchando mi playlist favorito. Solo estoy meditando sobre las consecuencias de mi renuncia y lo que le traerá a mi devenir. Fuera de eso, creo que estaré bien. SI… lo estaré-


Saludo a todos los pasajeros, quienes se dirijan al norte de la avenida central, bajarse en la siguiente estación y deben tomar el vagón H4 (sonido de parlante en todo el vagón)

Saludo a todos los pasajeros, quienes se dirijan al norte de la avenida central, bajarse en la siguiente estación y deben tomar el vagón H4 (sonido de parlante en todo el vagón)

- Bueno mi parada ha llegado, será en el otro vagón en donde deje de meditar y pensar en la inmortalidad del cangrejo y escuche un poco de música en mi ip…-

Miradas extrañas. Risas. Miradas de prejuicio, todo eso sentí en mi espalda cuando me revisaba los pantalones y no encontraba mi ipod. Que torpe, me advirtieron que robaban en el metro, pero esto es ridículo, no sentí en ningún momento cuando me lo sacaron del bolsillo.

-Este día no podía empeorar, sin trabajo y ahora sin música, falta que el dinero que llevaba en el otro bolsillo…. Si; fue robado también…Rayos, por lo menos los cigarrillos se quedaron en mis bolsillos frontales- sonidos de pisadas saliendo del vagón. Personas murmurando. Ruedas rechinando. Teléfonos sonando. Olor a sobaco. Músicos callejeros. Música de ascensor en todos los parlantes de la estación. – Si, he llegado a la estación –

Mientras caminaba hacia el vagón H4 y maldecía mi suerte, pensaba que en ese instante podría estar escuchando a Bill Evans y Stan Getz, con su piano y saxofón creando magia en mis oídos. Pero noooooo, tenían que robarme. – No me queda de otra, debo irme a casar y ver que hago con mi vida de ahora en adelante- mirada rápida hacia el reloj 9:15pm-

-Rápido, rápido, se me hace tarde para llegar a casa y el vagón se irá pronto – una mirada rápida hacia el andén del H4 – ashh tendré que pasar por la peor zona, donde se encuentran todos los parlantes-

Aumente un poco mi trote para evitar escuchar, sonidos que al unirse no sé si hacían música, o era una nueva forma de tortura, traída desde la 2da guerra mundial para hacernos sufrir. Fuera eso, o no, decidí seguir rápido mi camino, sin embargo, cuando algo toca la puerta, uno se pregunta ¿debo abrirla o quedarme con la duda de que pasaría si no la abro? En este caso, di un paso adelante y encontré algo para aliviar mi sufrimiento esa noche - ¡Que! ¿Qué hace un MP3 ahí tirado en el suelo?... Ahora resulta que tu dios, me pones a prueba, me robaron y ahora  me toca elegir en si yo robo o devuelvo ese objeto perdido, pues sabes que, basta de tener tanta mala suerte hoy. Oiré la música que traiga ese aparatico y después me las arreglo para devolvérsela a su dueño, así todos ganamos, ¿no lo crees así dios? – No lo creo así – (mierda, si mis oídos no me engañan creo que dios me respondió) – No seas estúpido, no soy dios, agarra esa vaina y llévatela a tu casa bobo, con tal a quien se la vas a dar ¿a la policía? Pfff probablemente se lo queden ellos, dale tu un mejor uso – mientras oía estas palabras a mis espaldas, paso un joven como de mi edad, a un trote rápido – si no lo tomas tu, lo tomare yo, así que elige rápido quedado – como si un comando que hackeo mi cerebro se fuera instalado, corrí rápidamente y tome el MP3, cuando busque a esa persona… ya no se encontraba en el andén.

Un gran reloj en el andén, titilante marcaba las 9:46pm. - El tiempo paso volando, y el ultimo vagón H4, pasa a las 9:50pm- ruedas del vagón rechinando se escuchaban al fondo, y una brisa que movió los papeles sueltos y mi cabello- Que curioso es todo, me roban, y no una, sino dos veces, luego prueban mi moral y ahora debo pensar si llegar a casa en metro o caminando con un promedio de 2 horas a pie. Una vez leí en un libro de psicología, que el Yo, debe controlar algo así como el Ello y el Super YO, que si el Ello predomina, los deseos se cumplen sin control y si el superyó domina, andaré como doña teresa de Calcuta cumpliendo moralidades… nahh que va, hoy quiero sentirme bien sin importar consecuencias, ya he sido castigado mucho.

Mirando hacia todos lados, esperando que nadie me juzgara. A pesar  de que me decidí a agarrar el MP3, aun sentía la culpa, de seguro a esto se refería Freud con el Super Yo.  Llamando a todos los pasajeros, el último Metro esta por partir, todos abordar – Ahí está mi último aviso. Mañana resuelvo mi dilema moral, hoy solo quiero llegar a casa – Salí corriendo y logre entrar justo cuando las puertas se cerraban. En el vagón solo se encontraba un señor mayor, una pareja y una madre con su hija pequeña. Era de esperarse, son casi las 10pm, ya la mayoría de las personas están su casa.- Sin nada más que esperar, encomendé a mis manos y a mis ojos a revisar que música traía el reproductor – Mmm que raro, quien deja un mp3 solo con 3 canciones-

En el monitor solo se veían:

·         Bill Evans “Night and Day” 7:36
·         One Republic “Whetever I go” 2:49
·         Foo Fighters “All my life” 4:13


- Aunque todas son de mi agrado, me parece sumamente extraño que una persona solo escuche 3 canciones – seguí revisando y no encontré nada fuera de lo común. – El total de reproducción me es suficiente para llegar a casa. Estaré entretenido durante el viaje, al fin algo positivo-

Cuando pulse el botón de play en la canción de Night and Day mi alrededor comenzó a ir más lento, mi respiración disminuyo, el sonido del tren se escuchaba grave, las voces de las personas se oían como unos borrachos, al asomarme por la ventana las luces se percibían como liquidas, casi como si de mercurio fluyendo se tratase – l a    s   e  n s  a  c  i  o n    e  s    i  n  c  o  m  p  a  r  a  b  l  e – mis palabras fluían demasiado lentas, pero mis pensamientos mantenían su velocidad. Una locura total, este mp3 tiene una extraña habilidad para controlar el tiempo. ¿Qué pasara si cambio la canción, el tiempo seguirá disminuyendo o seguirá avanzando más rápido?

Pantalla del mp3 titilando, seleccionar.  All my life. Play the music….

Nada Paso. Y el tiempo volvió a la normalidad – De seguro solo fue un juego de mi mente, ya es tarde y estoy cansado. Esto suele sucederme a estas horas- faltaba poco para llegar a mi hogar, y en lo único que podía pensar era en la música que iba a escuchar a penas entrara a mi cuarto esa noche. De seguro la luna tendría un brillo particular, porque así ha sido durante todo este mes. Quiero ya salir de este vagón y verla. No me importa si es apenas al salir de la estación, o justo al momento de entrar a casa. Quiero sentir su luz en mi rostro. Este día, quiero cerrarlo con broche de plata; el de oro está sobrevaluado. Ya estoy por llegar, así que oiré la última canción.

Pantalla del Mp3 titilando, seleccionar. Whetever i go. Play the music

A veces me he preguntado ¿la magia existirá en este mundo? Si de verdad existiera, de seguro se sentiría como esto. Ni las leyes de la física descrita por Einstein podrían explicar esto. Mientras la luz de la luna plateada bañaba mi cuerpo, en el balcón de mi apartamento, yo me dedicaba a tatarear la última canción que invadió mi ser. La naturaleza de lo ocurrido después de escuchar esa canción, no le puedo dar explicación, pero siento que lo único que puedo explicarte querida, es que, medir el tiempo con la música, le da otro sentido a la vida, o creo que a la mía se la dio hoy. Muchas personas rezan para que sucedan milagros. Se arrodillan y cuentan sus plegarias. Yo hoy, no hice ni uno ni lo otro, pero un hito maravilloso sucedió. Me dejo contemplar este esplendido resplandor, y por si fuera poco, me permitió contemplar esa silueta tuya desnuda, acompañada de sombras que le dan a nuestro cuarto un contraste sin igual.

Bendita sea la música. Constantemente demuestra su valor ante cualquier situación. Mas cuando son eventos que te quieres saltar sin prestar mucha atención a lo que se ha dejado atrás.




Un mal momento, un buen recuerdo


¿Alucinamos o no por el amor?


lunes, 18 de julio de 2016

Una ficción hasta el final



Una Ficción hasta el final

por: José Antonio Calvo Mathieu


Hay muchas teorías que explican la realidad, tantas como ideas, pero no tantas como personas; pero cuando te toca vivir una realidad distinta a la que todos ven, te preguntas seriamente ¿porque yo? ¿que hice para merecer esto? ¿me lo gane o es una penitencia?, sea cual sea la respuesta, esta fue una que obtuve curiosamente.

Al salir de mi última entrevista de trabajo el viernes 8 de julio, me di cuenta que no me iban a llamar, solo me quedaba dinero para el pasaje de regreso y para una empanada; decidi mejor comerme la empanada e irme a pie a casa. Durante el trayecto, la hegemonía de quienes trabajan y las caras largas de los rechazados era palpable. Tal así era el caso, que al momento de cruzar la calle se dividían entre los que van al éxito y los que tragan barro de derrota.

Luego de pasar por ese escenario tan deprimente en la Av. Gran Cañón, decidí mejor desviarme por una calle vertical a la avenida. Esta era angosta, solo era de un carril, los establecimientos no eran tiendas Gef, forever 21, nike, tenis, no nada de eso, eran de lo más cutre y básico que se podía encontrar por esa enorme ciudad. Sin embargo, cuando recorres un camino a veces te preguntas ¿lo recorres por decisión propia o algo te llevo a tomarlo? aunque esa pregunta me recorrió desde lo pies hasta la cabeza, la misma no me detuvo y mantuve mi paso firme hasta llegar a la última tienda de la calle, justo me encontré con algo que siempre cambia la perspectiva, unos lentes de sol Ray Ban usados. Estaban en el mostrador, con su estuche muy rimbombantes, creo que era el articulo mas valioso de la tienda por tal presentación, fuera de eso, me llamaron la atención ya que desde mi arribo a esta ciudad anduve buscando unos lentes Ray Ban Wayfarer negros, y no encontraba ninguno que me gustara. Así que en este instante si no existieron dudas de quien me guiaba, era yo el que decidió comprarlos, con tal, ya les tenía un uso ideal, no quería andar por la calle y que me vieran los ojos de derrotado.

Hable con el vendedor, me los dejo económicos porque un loco vino y se los vendio baratos, me parecio inverosímil esa historia ya que no cambió en nada el precio y menos me cautivo. Me los entregó en su estuche y me dio mi factura. Salí despedido de ese sitio, porque su olor no me dejó ganas de volver jamás. Por unos segundos me entretuve viendo el estuche, el cual tenía un papel adentro que no quise leer (pocos leen instrucciones y soy uno de ello) en eso llegue de nuevo a la avenida Gran Cañón. Se veía exactamente como hace 15 min, repleta de gente, por un lado aquellos que iban en ascenso y los que iban al barranco. Me tome la molestia de evitar observar lo triste de esa realidad y fui directo a los lentes y me los coloque; lo que sucedió a continuación no fue sino otra sorpresa tras sorpresa.

Mis ojos se quedaron más pasmados que el mismo corazon cuando se da cuenta de que su amada lo ha engañado. Las personas se me quedaron observando todos fijamente como si mi presencia estuviera hecha de un imán. Su trato hacia mi cambio inmediatamente, empezaron hasta a cortejarme mujeres, no podía creerlo y la verdad era incomodo. Mientras caminaba, todos se quedaban viendome como si Brad Pitt o Johnny Depp pasará junto a ellos, era confuso y embriagador. Ser el centro de atencion, despues de caminar por el filo del barranco de los rechazados era una sensación que desconocía, pero por todo ese tiempo que fui rechazado,

Poco a poco, en el que resonar de mis pasos se evidenciaba en la Avenida Gran Cañón, más personas empezaban a notar mi presencia. Peticiones de que trabajara con ellos, me tomara fotos con ellos, comiera con ellos, cenas en los penthouses, viajes en yates, paseos por las montañas, rumbas en las playas, un sin fin de invitaciones no paraban de llegar, así como tampoco paraba de dolerme la vista por usar los lentes. Toda esta atención hasta cierto punto me estaba agotando la cabeza. Lo único que no salía de mi cabeza era que si podía obtener toda estas alegorías, a lo mejor estaba a mi alcance el trabajo que tanto anhelaba. Todo hombre busca conseguir el trabajo que no lo haga sentir como un trabajador, sino como un pez en el agua. Esa sensacion de extasis por hacer, por hacer lo que apasiona la mente y el cuerpo. Tomar de esa panacea que cura todos los males contraídos por labores, por trabajos que le quitan el sentido a la vida. Justo eso deseaba.

Cuando ya me decidí, retome mis pasos en dirección  hacia el sitio en donde me habían rechazado para ser psicólogo, editor en jefe de la revista "PsyHistory", no obstante no me fue fácil tomar dicha decisión, primero la vista me mataba, los pies me dolían por caminar hacia adelante y atrás en la avenida, la fatiga por tratar con personas que no conoces ya me generaba angustia y por último, el temor de ser rechazado nuevamente para mi trabajo ideal. Todo eso unido me llevo a dudar de esa elección, sin embargo, al sopesar todo el peso generado por la reflexión, mi trote fue implacable. La brisa fría levantaba mi saco un poco, por ello tuve que cerrarlo. Por la vía, comenzó un leve chubasco. Estos dos factores unidos me indicaron algo. El ambiente para usar lente, se iba a acabar, y yo aún no había llegado al edificio de la entrevista. Me entro la desesperacion, asi de seguro se debió de sentir Freud, cuando buscaba la aceptación de su teoria psicosexual infantil, tan rechazada al principio. Seguí sin prestar mayor atención, aun con el dolor en la vista y los lentes empañados, mi trote no aflojo. Solo cuando llegue a saludar al portero del edificio pensé que lo habia logrado, estaba a salvo, ya solo necesitaba subir al 10mo piso con los lentes en su lugar y decidido a conseguir mi empleo a como diera lugar.

No obstante, en toda historia, sino existe una tragedia, pareciera que no fuera historia, y así fue la mía. Estando ya a punto de llegar al ascensor un joven exitoso que iba a almorzar, paso sin verme, pegado viendo no se que en su teléfono y chocó contra mi. Tal fue el choque, que mis lentes RayBan Wayfarer Negros, salieron despedidos de mis ojos, y vi la tragedia convertirse en realidad. No me había movido ni un centímetro desde que me coloque los lentes. No estaba ni cerca del edificio. Las personas no me miraban, nadie me invitaba, no era ni Brad Pitt, ni Johnny Depp, era solo otro de los rechazados que se apilaban vía al barranco. Confundido, decidí ver el papel dentro del estuche y lo escrito ahí le aclararía las dudas hasta el mismo René Descarte con su duda metodica.

Instrucciones al portador:

1.- Quien use estos lentes se alejara de lo que más le atormenta
2.- Mientras más se aleje, más doloroso será. Recordandole al portador, que el dolor aunque es una elección, se enfrentará a él todo su vida.
3.- Evite, si desea dejarselos puesto, el contacto brusco con otras personas. Esto puede ocasionar accidentes y los lentes se podrían desprender de sus ojos, como si la retina se desprendiera por un golpe contundente.
4.- Toda realidad que lo aleje del dolor, lo llevará a una utopía.
5.- Las utopías por ahora, son solo ficciones.
6.- Si desea vivir en una ficción, nunca se quite los lentes.

Nota: Pero las utopías le quitan algo valioso al hombre, su capacidad de elegir sobreponerse a las adversidades y moverse a buscar sus sueños. Así que, sea consciente al momento de usar estos lentes, que como todo en la vida, le traerá consecuencias.

He ahí mi tragedia, me entregue a una ficción, la cual se mantuvo hasta el final... hasta que la regla 3 se cumplió y se rompió el hechizo.


Hay realidades alternas que al parecer, merecen la pena vivirse, así sea por un instante. A través de la lectura o a través de la animación. Creo que los japoneses, han logrado unir muy bien ambos métodos.


domingo, 3 de julio de 2016

El caminante y la princesa



El caminante y la princesa

Por: José Antonio Calvo

Una tarde que estaba por perecer y darle paso a su astuta amiga la noche, se percibía ese día 2 de julio. Dos jóvenes se encontraron de una forma fugaz, como el iniciar y apagar de una vela en un día ventoso, juntos esperaban en la parada del bus, rodeados de varias personas que a lo mejor seguirían su mismo destino o simplemente irían a otros distintos. Horas transcurrieron y el transporte necesario para ambos no se aproximaba; el cartel de la parada indicaba un retraso de 20 min debido a un accidente en la avenida 50; ambos al ver ese tiempo y a su vez observarse solos en esa parada, no encontraron otra salida más que hablarse. Sus relojes de pulseras marcaban las 11:40 pm

– Hola – asomo tímidamente el joven
– Hola – respondió con indiferencia la joven
– Que retraso ¿no? Llevamos horas esperando este bus que sigue por la 45 con 13 y ni su sombra aparece -  con un poco más de valentía se escucharon esas palabras
- ¿vas a esa dirección? Qué curioso yo me quedo justo en la esquina de esa calle, tengo un toque con mi banda – el tono de indiferencia seguía en el aire
- ¡ahhh! ¿Por eso llevas ese atuendo de princesa rockera? –
- mmm ¿esto? Es algo que la banda le gusta que use para los eventos. Aunque disto de ser princesa, me gusta como luce este vestido con botas militares, jean azul y chaleco rasgado-

Asombrado por la sinceridad de la joven, este se sonrojo un poco – Te luce ese estilo, y por lo menos tienes estilo para tu trabajo, por mi lado si me das un vistazo, parezco recolector de basura andante, y si pensaste eso ¡tin! ¡tin! ¡tin! No te equivocaste – se atrevió a realizar una broma para soltarse un poco.

La chica sin una pizca de gracia en su cara le respondió – mmmm, no me imagine eso pero gracias por aclararlo, así no me haré la idea de que eres un psicópata asesino que anda suelto en la ciudad y seré tu víctima número 12, algo así como siguiendo los doce signos del zodiaco, como aquella película Zodiaco, ¿la has visto?

Con el rostro entre confusión y una risa que no se explicaba solo le respondió – ehh no, la verdad no la conozco, pero tranquila no soy nada de eso, solo voy a mi casa después del trabajo –

En ese instante, algo en el ambiente cambio, los pensamientos de ambos quedaron en silencio, la temperatura disminuyo; la 11:55 marcaba el reloj del panel de la parada, y 5 minutos faltaban para el arribo del bus. Durante ese tiempo, el caminante y la princesa rockera ni se dirigieron la palabra y menos sus miradas se cruzaron; la vela estaba por apagarse.

El bus arribo a la hora exacta y ambos ingresaron al vehículo sin dirigirse palabra alguna
-          Es algo tarde para estar en esa parada, pero como debía terminar mi ruta decidí pasar, son los únicos que llevo ya por este día, digan a dónde se dirigen y los dejare enseguida, ya lo único que deseo es llegar a casa y descansar – con voz cansada y llena de suspiros, habló el conductor a los jóvenes
-          Está bien señor, ambos vamos a la 45 con 13 – al unisonó se esparció la voz de ambos en el bus solitario

Se miraron el caminante y la princesa, y sus caras sonrientes no pudieron esta vez ocultarse. Algo curioso se mezclaba en sus pensamientos, ninguno de los dos podía entender que era, pero se guiaron más por la sensación de gusto, esa misma que le sirve al humano de base, para tomar sus decisiones.
En el bus, con el sonido de las ruedas, decidieron no hablar, simplemente estuvieron dispuesto a solo verse fijamente, uno sentado en la hilera de la izquierda y la otra en la de la derecha. Ambos vislumbraron a través de la ventana, que esa noche ventosa se estaba convirtiendo en una noche de tormenta, con ventiscas de lluvia.



-       Hemos llegado a su destino jóvenes, aunque lamento decirles que con la lluvia si no los puedo ayudar y la 44 se inunda, lo que dificulta el paso a la 45, asi que debo dejarlos en la 43, ¿espero no les moleste?

Con una sonrisa cómplice y mirándose, simplemente respondieron – déjalo así, no nos importa caminar un poco más, igual ya el largo camino lo hiciste  – sus voces completaban las palabras del otro, como si un dueto entre  Mana y Juan Luis Guerra se suscitara en ese instante, y sin mucho menos, a través de los altavoces del bus sonaba la canción Bendita.

-       Listo, entonces nos vemos – con un tono de alegría y descansado se expresó el conductor

Ya eran la 1:10am, según los relojes de pulseras de ambos. Decidieron seguir a pie bajo la intensa lluvia. El caminante se quitó su chaqueta y se la dio a la princesa rockera, no sin antes esta decirle – oye y ¿Cómo te llamas? –

-          Puedes simplemente decirme caminante, aunque creo que el nombre es garante de nuestra identidad, de nuestro ego, contigo no quiero cambiar nada desde que nos montamos a ese bus-
-          Entiendo caminante, entonces simplemente dime princesa –
El acuerdo estaba cerrado, y sin mucho más que discutir siguieron caminando hasta llegar a su destino ambos. El toque de la princesa quedaba frente a la casa del caminante.
-          Oh ya veo, con que la voz que oigo todos los viernes es la tuya –
-          Jejeje si, yo toco con mi banda the starks leaks –

Él ni idea tenia de la banda, pero enredado en un volcán de entusiasmo, simplemente asintió con el rostro y dejó que hablara.

-     Llevamos 1 año juntos y estamos aspirando a lo grande, pero por ahora nos toca darnos a conocer y hacernos viral en las redes sociales –

Mientras ella hablaba, ya el caminante en sus pensamientos se había ido a la luna. Se paseaba con ella por los cráteres, mientras tomados de las manos ella le cantaba un cover de Foo Figthers “The pretender” y otro de One Republic “Wherever i go”. No se creía, que tan cerca, existiera una princesa, la cual lejos de toda construcción social, representará a las de Disney; era la antítesis de esas creaciones, la semejanza era más a, a,  a…

-          Oye, caminante me estas escuchando, llevo 5 minutos hablándote y tu no respondes a nada de lo que te digo, simplemente asientes a todo lo que digo -  con tono de molestia se le dirigió
-          Lo siento princesa, si escuche lo que dijiste – aunque con tono inseguro
-          Todos ustedes los hombres son iguales, cuando una mujer habla, se despegan y se van volando a la luna, pensé que contigo sería distinto, cuando te veía intuía que me entendías; veías lo que yo veía, sentías lo que yo sentía, sin embargo me equivoque. Menos mal no me dijiste tu nombre, no quiero saber mas de ti caminante, desaparece.
El rostro del caminante se leyó como una tragedia griega.
-          Princesa discúlpame no fue mi intención. Déjame hasta contarte lo que pensaba, a , al menos podrás entenderme un poco – cuando decía la última palabra, ella ya se alejaba cruzando la calle
-          Rayos, que mala costumbre la mía. Por eso sigo de recoge basura andante, hasta mi mente sale a caminar, cuando debería quedarse quieta cumpliendo una simple tarea. Es probable que no la vuelva a ver, pero lo que imagine a su lado no lo olvidaré, menos su voz, y su sonrisa como la media luna. Mejor voy partiendo a mi casa, porque si no me voy a resfriar… – entre ya estornudos el caminante salió corriendo a su casa, sin mirar atrás a la princesa de los cover de rock.

La vela terminó por apagarse completamente…



sábado, 2 de julio de 2016

Hazle caso al loco


Hazle caso al loco

Cuento Corto

Por: José Antonio Calvo

Un pueblo fronterizo se erigía en la nación de la pequeña Venecia, como ningún otro. Estaba repleto de pequeños venecianos. Entre ellos, todos parecían estar repletos de alegría, sabor, soltura dancística y ganas de comerse al mundo entero desde esa frontera. Pero, no todos estaban tan llenos de tales virtudes, Luis miguel carrillo, un personaje extravagante y exuberante, era la cereza del pastel de tan reconocido pueblo. Un día en una de sus andanzas se pudo demostrar que su forma de ver la realidad, estaba muy alejada de todos sus compatriotas.

- Buenos días camaradas de esta gran nación, me presento como el gobernante de estas tierras, su salvador y próximo mesías que los guiara a mejores futuros y bonanzas - las personas confundidas y otras con rostros repletos de carcajadas simplemente lo ignoraron. Luis miguel carrillo al notar que nadie le prestó atención a sus declaraciones, imito a un filósofo de antaño, su nombre era Diógenes de Sinope. - Si nadie ha de notar a este caballero, amarrare 7 latas de atún a esta cabuya y las colocare en mi cintura, luego las arrastrare por toda la plaza del pueblo y así de seguro me ganare su atención – con su tarea ya realizada, Luis miguel carrillo se dispuso a caminar como un napoleón por toda la plaza del pueblo sin decir una sola palabra, solo caminaba y caminaba; el día acababa, se iba a dormir, y al día siguiente seguía con la misma tarea muy diligentemente. En el 3er día, una masa de personas como de 125 se aglomero a su alrededor para tratar de entender su comportamiento.

- Aja, los he descubiertos zánganos, lacayos del populismos, acudieron a mi cuando hice toda esta publicidad, pero cuando les grite mi mensaje simplemente me ignoraron. Pero me vale, ahora les comentare cual es la información importante que todos mis compañeros en tierra deben oír, para que así puedan transmitirla hasta más allá de nuestras propias fronteras. Escuchen, las autoridades de nuestra nación están tramando un plan macabro para cerrar nuestras fronteras, hacerse ellos con nuestros negocios, hogares y alimentos. Nos quieren enlistar en un servicio de racionalización de todo, alimentos, casas, carro, electrodoméstico, en fin, de todo. Por último, nos quieren convertir a través del cruel tiempo en unos esclavos de sus mandatos, enalteciendo el discurso que “seguir los mandatos del líder, es un deber patriótico”, eso me parece un montón de basura. Queridos compañeros, levantemos nuestras voces y hagamos notar que la libertad es un bien inherente de nuestra condición humana. No esperamos ser dioses entre humanos, solo aspiramos a ser humanos entre humanos y vivir nuestras vidas felices. Si alguien se une a mi lucha contra estos tiranos líderes, haremos de nuestro pueblo fronterizo el mejor del continente- al culminar el discurso más de la mitad se habían retirado, y los pocos oyentes presentes simplemente aplaudieron, lanzaron dinero y otros, llamaron a las autoridades para mandar a meter preso a Luis Miguel Carillo; este al notar tales acciones corrió despavorido por los callejones oscuros del pueblo fronterizo de la pequeña Venecia.

Estando a salvo Luis Miguel, o creyendo el estar a salvo, decidió tirarse en una banqueta roída por el óxido y mal oliente a orina de perro, se acostó pensando en descansar por 2 minutos, pero ese fue el último error que pudo haber cometido en ese momento - ¿usted es Luis Miguel Carrillo, el mesías?- escucho a lo lejos Luis. Entre la ensoñación y la vigilia respondió -Si, ese mismo soy yo, el que viste y calza- , -  Sr viene con nosotros a la comisaría por difamación de los poderes del estado, incitación a las revueltas civiles y por último autoproclamarse gobernante de nuestra gran nación- Luis despertó con un salto tan grande como de canguro, pero sin espacio para maniobrar decidió no ofrecer resistencia y aceptar los cargos que se le imponían. Como gran caballero acudió a la comisaría para escuchar las palabras del comandante, aunque al llegar ahí, su cara de sorpresa no se podía esconder con nada.

- Lo sabía, aquí está el gobernador, usted ya viene a quitarnos nuestras libertades, nuestra capacidad de obtener lo que queramos sin necesidad de estar mendigando al estado. Usted es una bestia que no tiene corazón, yo con mis armas acabare con su ser en este mismo instante- corriendo como loco con sus puños levantados hacia el gobernador Luis Miguel Carrillo, trato de asestarle un golpe, pero ni 5 pasos dio cuando ya tenía a toda la guarnición de policías encima, - saquen a este loco de mi vista- exclamó el gobernador Vicente González - no lo quiero ver ni en pintura – e ipso facto las órdenes fueron cumplidas y llevaron a Luis Miguel al último calabozo de la comisaría para que se pudriera, y sin ningún rastro de haber sido procesado por la ley, el Sr Carrillo desapareció de las calles del pueblo fronterizo.

-   Menos mal se encargó de ese carrillo- dijo el gobernador.
- Bueno Sr Vicente, es el trabajo que me encomendó como su comandante y sus directrices se cumplen al pie de la letra, aunque me parece algo curioso cuénteme, ¿Cómo fue que ese loco se enteró de sus planes con este vestigio de pueblo en donde ni los rayos del sol llegan? – No lo sé Francisco, a lo mejor lo escucho pasando por mi oficina, no olvide que tiene una ventana que da a la calle, ese cutre cuarto me tiene cansado, apenas le quite las libertades a todos acá, me hare un castillo digno de un gobernador. Esta oficina suya es igual, las ventanas dan a la calle, mejor revise ahí, a ver si hay alguien escuchando- asomándose el comandante francisco a la ventana, justamente vio corriendo a unos jóvenes y a la vez gritando - ¡compatriotas, compatriotas, compatriotas, hagámosle caso al loco de Carrillo, que de verdad el gobernador nos va a vender a los altos mandos- .

Meses después, se leyó en los periódicos del pueblo “Cuando un loco habla, en ocasiones hay que hacerle caso” y en letras pequeñas se presenciaba, “El discurso de un hombre, siempre tiene verdades, solo hace falta escuchar con la mente abierta, y no tildar de loco a cualquiera que no le parezca cuerdo”.