El caminante y la princesa
Por: José Antonio Calvo
Una
tarde que estaba por perecer y darle paso a su astuta amiga la noche, se percibía
ese día 2 de julio. Dos jóvenes se encontraron de una forma fugaz, como el
iniciar y apagar de una vela en un día ventoso, juntos esperaban en la parada
del bus, rodeados de varias personas que a lo mejor seguirían su mismo destino
o simplemente irían a otros distintos. Horas transcurrieron y el transporte
necesario para ambos no se aproximaba; el cartel de la parada indicaba un
retraso de 20 min debido a un accidente en la avenida 50; ambos al ver ese
tiempo y a su vez observarse solos en esa parada, no encontraron otra salida más
que hablarse. Sus relojes de pulseras marcaban las 11:40 pm
–
Hola – asomo tímidamente el joven
–
Hola – respondió con indiferencia la joven
–
Que retraso ¿no? Llevamos horas esperando este bus que sigue por la 45 con 13 y
ni su sombra aparece - con un poco más de valentía se escucharon esas palabras
-
¿vas a esa dirección? Qué curioso yo me quedo justo en la esquina de esa calle,
tengo un toque con mi banda – el tono de indiferencia seguía en el aire
-
¡ahhh! ¿Por eso llevas ese atuendo de princesa rockera? –
-
mmm ¿esto? Es algo que la banda le gusta que use para los eventos. Aunque disto
de ser princesa, me gusta como luce este vestido con botas militares, jean azul
y chaleco rasgado-
Asombrado
por la sinceridad de la joven, este se sonrojo un poco – Te luce ese estilo, y
por lo menos tienes estilo para tu trabajo, por mi lado si me das un vistazo,
parezco recolector de basura andante, y si pensaste eso ¡tin! ¡tin! ¡tin! No te
equivocaste – se atrevió a realizar una broma para soltarse un poco.
La
chica sin una pizca de gracia en su cara le respondió – mmmm, no me imagine eso
pero gracias por aclararlo, así no me haré la idea de que eres un psicópata asesino
que anda suelto en la ciudad y seré tu víctima número 12, algo así como
siguiendo los doce signos del zodiaco, como aquella película Zodiaco, ¿la has
visto?
Con
el rostro entre confusión y una risa que no se explicaba solo le respondió –
ehh no, la verdad no la conozco, pero tranquila no soy nada de eso, solo voy a
mi casa después del trabajo –
En
ese instante, algo en el ambiente cambio, los pensamientos de ambos quedaron en
silencio, la temperatura disminuyo; la 11:55 marcaba el reloj del panel de la
parada, y 5 minutos faltaban para el arribo del bus. Durante ese tiempo, el caminante
y la princesa rockera ni se dirigieron la palabra y menos sus miradas se
cruzaron; la vela estaba por apagarse.
El
bus arribo a la hora exacta y ambos ingresaron al vehículo sin dirigirse palabra
alguna
-
Es algo tarde para
estar en esa parada, pero como debía terminar mi ruta decidí pasar, son los únicos
que llevo ya por este día, digan a dónde se dirigen y los dejare enseguida, ya
lo único que deseo es llegar a casa y descansar – con voz cansada y llena de
suspiros, habló el conductor a los jóvenes
-
Está bien señor,
ambos vamos a la 45 con 13 – al unisonó se esparció la voz de ambos en el bus
solitario
Se
miraron el caminante y la princesa, y sus caras sonrientes no pudieron esta vez
ocultarse. Algo curioso se mezclaba en sus pensamientos, ninguno de los dos podía
entender que era, pero se guiaron más por la sensación de gusto, esa misma que
le sirve al humano de base, para tomar sus decisiones.
En
el bus, con el sonido de las ruedas, decidieron no hablar, simplemente
estuvieron dispuesto a solo verse fijamente, uno sentado en la hilera de la izquierda
y la otra en la de la derecha. Ambos vislumbraron a través de la ventana, que
esa noche ventosa se estaba convirtiendo en una noche de tormenta, con
ventiscas de lluvia.
-
Hemos llegado a
su destino jóvenes, aunque lamento decirles que con la lluvia si no los puedo
ayudar y la 44 se inunda, lo que dificulta el paso a la 45, asi que debo
dejarlos en la 43, ¿espero no les moleste?
Con
una sonrisa cómplice y mirándose, simplemente respondieron – déjalo así, no nos
importa caminar un poco más, igual ya el largo camino lo hiciste tú – sus voces
completaban las palabras del otro, como si un dueto entre Mana y Juan Luis Guerra
se suscitara en ese instante, y sin mucho menos, a través de los altavoces del
bus sonaba la canción Bendita.
-
Listo, entonces
nos vemos – con un tono de alegría y descansado se expresó el conductor
Ya
eran la 1:10am, según los relojes de pulseras de ambos. Decidieron seguir a pie
bajo la intensa lluvia. El caminante se quitó su chaqueta y se la dio a la
princesa rockera, no sin antes esta decirle – oye y ¿Cómo te llamas? –
-
Puedes
simplemente decirme caminante, aunque creo que el nombre es garante de nuestra
identidad, de nuestro ego, contigo no quiero cambiar nada desde que nos
montamos a ese bus-
-
Entiendo
caminante, entonces simplemente dime princesa –
El acuerdo estaba cerrado, y sin mucho más que
discutir siguieron caminando hasta llegar a su destino ambos. El toque de la
princesa quedaba frente a la casa del caminante.
-
Oh ya veo, con
que la voz que oigo todos los viernes es la tuya –
-
Jejeje si, yo
toco con mi banda the starks leaks –
Él ni idea tenia
de la banda, pero enredado en un volcán de entusiasmo, simplemente asintió con
el rostro y dejó que hablara.
- Llevamos 1 año
juntos y estamos aspirando a lo grande, pero por ahora nos toca darnos a
conocer y hacernos viral en las redes sociales –
Mientras
ella hablaba, ya el caminante en sus pensamientos se había ido a la luna. Se
paseaba con ella por los cráteres, mientras tomados de las manos ella
le cantaba un cover de Foo Figthers “The pretender” y otro de One Republic “Wherever
i go”. No se creía, que tan cerca, existiera una princesa, la cual lejos de
toda construcción social, representará a las de Disney; era la antítesis de
esas creaciones, la semejanza era más a, a,
a…
-
Oye, caminante
me estas escuchando, llevo 5 minutos hablándote y tu no respondes a nada de lo
que te digo, simplemente asientes a todo lo que digo - con tono de molestia se le dirigió
-
Lo siento
princesa, si escuche lo que dijiste – aunque con tono inseguro
-
Todos ustedes
los hombres son iguales, cuando una mujer habla, se despegan y se van volando a
la luna, pensé que contigo sería distinto, cuando te veía intuía que me entendías;
veías lo que yo veía, sentías lo que yo sentía, sin embargo me equivoque. Menos
mal no me dijiste tu nombre, no quiero saber mas de ti caminante, desaparece.
El rostro del
caminante se leyó como una tragedia griega.
-
Princesa discúlpame
no fue mi intención. Déjame hasta contarte lo que pensaba, a sí, al menos podrás
entenderme un poco – cuando decía la última palabra, ella ya se alejaba
cruzando la calle
-
Rayos, que mala
costumbre la mía. Por eso sigo de recoge basura andante, hasta mi mente sale a caminar,
cuando debería quedarse quieta cumpliendo una simple tarea. Es probable que no
la vuelva a ver, pero lo que imagine a su lado no lo olvidaré, menos su voz, y su
sonrisa como la media luna. Mejor voy partiendo a mi casa, porque
si no me voy a resfriar… – entre ya estornudos el caminante salió corriendo a
su casa, sin mirar atrás a la princesa de los cover de rock.
La vela terminó por apagarse completamente…